Cuando se padece de depresión todas las cosas se convierten en algo imposible de hacer. Todo se vuelve indiferente o incluso hostil. Sufrir una depresión es no poder enfrentar ese nuevo día, no sentirse capaz, habitar una sucesión de días iguales sin saber cómo se llegó hasta ahí. En la depresión se necesita tiempo, espacio y acompañamiento.

¿Qué es la depresión?

Casi todos podemos sentirnos desanimados de vez en cuando frente a determinadas situaciones de la vida y se despierta en nosotros la tristeza como una emoción natural, incluso adaptativa, pero transitoria. Pero la depresión es un trastorno de ánimo que se caracteriza por una profunda tristeza y sentimiento de vacío que no desaparece porque simplemente así lo deseemos. Es sostenido en el tiempo, casi en todo momento, todos los días.

Esta problemática, cada vez más frecuente en tiempos actuales, afecta todos los aspectos de la vida de una persona: el trabajo, la capacidad de divertirse y sentir placer así como desarrollar y sostener vínculos. La depresión genera apatía, perdida de interés por lo que antes nos motivaba, podemos sentirnos poco capaces o culpables, demasiado apagados o ansiosos y tener esa sensación de ya no reconocernos.
Quien padece de depresión puede sentirse agobiado y agotado al punto que la vida cotidiana le implique un gran esfuerzo. La persona con depresión se aísla de los demás, ya que no encuentra placer en las relaciones sociales, y se vuelve incapaz de afrontar el ritmo diario. Con el tiempo, comienza a pensar negativamente sobre sí mismo, sobre el mundo y sobre su futuro. Todos estos sentimientos se encuentran presentes durante la mayor parte del día, todos los días y en un tiempo prolongado.
Bajo este cuadro, paulatinamente, la persona puede ir entregándose a ese estado y desarrolla conductas muy poco saludables. Pueden surgir problemas relacionados a la alimentación, al sueño, el autocuidado y el sedentarismo.
Los pacientes que acuden a la consulta lo describen como un estado en que se está desganado, que no les deja estar contentos ni disfrutar de las cosas. Muchas veces, no pueden explicar o indicar la causa de su tristeza y suelen tener una visión negativa de sí mismos, del mundo y del futuro. La autoestima y la imagen de sí mismo se ve fuertemente afectada.
Las relaciones interpersonales son un centro de conflicto frente a los cambios en el ánimo, la irritabilidad, la falta de energía y ganas de hacer cosas. La persona tiende a aislarse de familiares y amigos por falta de energía y ganas de tener contacto con otros. Se va perdiendo uno pilares más fundamentales para el bienestar de la vida psíquica: compartir con otros, hacer vínculos y disfrutar de la vida social.
Las causas de la depresión no siempre son evidentes de inmediato, por lo que el
trastorno requiere de evaluación y diagnóstico. Pero podemos señalar que la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores biológicos, sociales, psicológicos en contextos específicos. Pueden ser muchos los factores desencadenantes, por ejemplo, la exposición a traumas en la infancia, carencias y abandono en los primeros años de vida, haber sido testigos de la depresión de los propios padres, cursar situaciones de estrés por periodos prolongados o vivir ciertas de separación o duelo.

¿Cómo se manifiesta?

Entre los síntomas característicos de la depresión podemos mencionar:

  • Profunda tristeza o vacío durante un tiempo prolongado, la mayor parte del día, la mayoría de los días.
  • Dificultad para disfrutar, incapacidad para disfrutar de las cosas que antes le producían placer.
  • Falta de motivación y perdida de intereses y objetivos.
  • Alteraciones en el sueño, ya sea dormir de más, padecer de insomnio o sueño superficial.
  • Alteración de la alimentación, ya sea hacia la pérdida de apetito como a la compulsión por comer.
  • Problemas de atención, falta de concentración, dificultad para tomar decisiones y lentitud en el pensamiento.
  • Llanto incontrolable, irritabilidad, inquietud, mutismo.
  • Otros síntomas son la baja autoestima, el sentimiento de inutilidad, el pesimismo, la culpa, la falta de confianza y la desesperanza.
  • Fatiga continua.
  • Disminución del deseo sexual.
  • Deterioro del sistema inmunológico.
¿Cuál es el tratamiento para la depresión?

La terapia contempla la intervención en tres aspectos: los pensamientos, las emociones y el comportamiento. Ante la especificidad de cada caso, trabajaremos para recuperar la vitalidad, la ilusión, la alegría, la confianza y la autoestima.
En este sentido, es importante trabajar los pensamientos negativos recurrentes para cambiar el enfoque de la situación. La depresión genera pensamientos negativos hacia el mundo exterior, hacia si mimo y hacia el futuro. Esto implica, muchas veces, saber cambiar el foco de atención, identificar qué esquemas y patrones de pensamiento están generando ansiedad, malestar y estados de ánimo depresivos.
Además de modificar cómo pensamos también es vital tratar el aspecto conductual, cómo nos comportamos. Sabiendo que la persona tiende al aislamiento o la inacción, lo cual refuerza el círculo vicioso de inactividad que perpetúa el estado de ánimo depresivo, se debe tratar de recuperar vínculos, mejorar la autoestima, retomar rutinas habituales o nuevos hábitos y aprender a gestionar las emociones.
La psicoterapia también recurre a otras técnicas que se han revelado eficaces en el tratamiento de la depresión, como la meditación, la respiración, el movimiento que favorecen el equilibrio psicofísico.
Si el estado depresivo genera síntomas intensos y la depresión es mayor, sería imprescindible complementar el tratamiento para la depresión con fármacos prescritos por un especialista ya que esta podría apuntalar o ser muy necesaria para algunas personas. Sin embargo, subrayo la importancia de trabajar en profundidad para generar una verdadera transformación.
El apoyo y la participación de la familia y amigos pueden desempeñar un papel crucial para ayudar a alguien con depresión. Vivir con una persona deprimida puede ser muy difícil y estresante para los familiares y amigos. El dolor de ver a un ser querido con depresión puede provocar sentimientos de indefensión y pérdida. La terapia familiar o de pareja puede resultar beneficiosa para reunir a todas las personas afectadas por la depresión y ayudarlas a aprender formas eficaces de sobrellevarla juntos. Representa una buena oportunidad para que las personas que nunca han tenido depresión aprendan más al respecto e identifiquen formas constructivas de apoyar a un ser querido que tiene depresión.
Una depresión no es un estado que se pueda dejar pasar sin darle importancia, ya que hace sufrir innecesariamente y puede tener consecuencias severas para nuestra vida. La depresión es una enfermedad psicológica que puede ser muy seria y que hay que tratar lo antes posible.

No estás loco, no sos una maquina rota, no hay nada de “malo” en vos. Sos un ser humano con un dolor que tiene un sentido. Los primeros pasos hacia el cambio son difíciles de dar, las soluciones son profundas y se requiere de acompañamiento.

Problemáticas Frecuentes