En la Fibromialgia el sufrimiento interior es grande, vivir duele. Las tareas más sencillas de la vida cotidiana pueden convertirse en un gran esfuerzo físico y psíquico generando un nivel de estrés muy alto. Quien padece de fibromialgia puede verse invadido por la desesperanza creyendo que el dolor durará por siempre.

¿Qué es la Fibromialgia?

Actualmente, cada vez más hay personas que sufren dolores que no responden a una causa orgánica clara y que, más allá de los tratamientos farmacológicos o consultas médicas, no encuentran alternativas que les sirva de ayuda. Para poder entender el dolor, físico o psíquico, debemos abordar todas las dimensiones que conforman la vida de una persona.
El dolor es un síntoma frecuente y una de las experiencias más incapacitantes que hacen sufrir a quien lo padece. Se entiende por dolor crónico a aquel que tiene una duración superior a tres meses, persistiendo más allá del tiempo de curación de una lesión y que no tiene, la mayoría de las veces, una causa clara. Una de las expresiones del dolor crónico que más afecta a la población es la fibromialgia (FM).
La FM está caracterizada por un cuadro de dolor músculo esquelético crónico y generalizado de origen desconocido, donde no existen otras enfermedades o causas que lo expliquen. Este cuadro es frecuente, sobre todo, en mujeres de mediana edad. En la FM existe una sensibilidad generalizada al dolor, la fatiga y síntomas cognitivos y afectivos. Esto afecta seriamente la calidad de vida de la persona en todos sus ámbitos: laboral, social y familiar.
En 1990 el Colegio Americano de Reumatología estableció los criterios para la clasificación de la fibromialgia. Desde el año 1992, la FM es reconocida por la Organización Mundial de la Salud y por todas las organizaciones médicas internacionales.

¿Cómo se manifiesta la fibromialgia?

En la FM el síntoma principal es el dolor frente a la presión y palpación de localizaciones anatómicas definidas. El dolor es normalmente percibido en los músculos y, otras veces, a nivel articular. Puede ser intenso, generalizado, penetrante o persistente. Involucra cuatro cuadrantes del cuerpo y el esqueleto axial. Las regiones más frecuentes son la lumbar, cervical, hombros, rodillas, muslos y brazos.
A raíz del dolor, otros síntomas asociados son el agotamiento o la fatiga crónica, sin una causa evidente. Estos síntomas pueden fluctuar durante el día en su intensidad. También es habitual que la persona pueda padecer de trastornos del sueño. El sueño termina siendo un sueño no reparador, ligero e inestable, lo cual sigue alimentando el circuito de malestar y agotamiento. En muchos casos, las personas manifiestan variables grados de rigidez al despertar y esta rigidez o tensión puede también variar durante el día.
Otros síntomas asociados a la fibromialgia pueden ser:

  • Rigidez del cuerpo generalmente al despertar
  • Cefaleas
  • Dificultad para concentrarse o retener información
  • Dolor abdominal, distensión y alteración de ritmo deposicional
  • Síndrome del colon irritable
  • Síndrome de vejiga irritable

Bajo estos síntomas muchos pacientes pueden cursar este padecimiento junto con otros cuadros como ansiedad o depresión. Muchas veces estos son preexistentes a la enfermedad y, otras, la ansiedad, la depresión y la tristeza frente al malestar continuado podrían ser desencadenantes de estos cuadros.

¿Cómo se diagnostica?

Muchos pacientes con fibromialgia suelen tardar años en conocer su diagnóstico. Puede que hayan deambulado por diferentes consultorios y especialidades contando síntomas que, para la mayoría, se parecen a los de muchos otros padecimientos.
Es que este síndrome ha sido muy controvertido en su diagnóstico y tratamiento ya que aún no están claros. El diagnóstico es clínico debido a que no puede ser diagnosticada por pruebas de laboratorio. En muchos casos, los resultados de radiografías, análisis de sangre u otro tipo de estudios presentan resultados normales.
Básicamente, existen dos criterios para la clasificación de la fibromialgia establecidos por la Asociación Americana de Reumatología (1990):
Una es en función al historial crónico de dolor generalizado: es decir cuando coexisten el dolor en el lado izquierdo del cuerpo, dolor en el lado derecho del cuerpo, dolor por encima de la cintura, dolor por debajo de la cintura y adicionalmente debe existir dolor en el esqueleto axial, tanto en la columna cervical como en la pared torácica anterior o región lumbar y dolor en hombros y nalgas.
Otra es en función de una historia de dolor generalizado de al menos 3 meses de duración, en la que se presenta dolor en al menos 11 de los 18 puntos de dolor (tender points) a la palpación digital. La palpación digital debe ser realizada con una fuerza aproximada de unos 4 kg y para que un punto doloroso sea considerado como positivo, el paciente debe manifestar que dicha palpación es dolorosa. La simple molestia no es considerada como dolor.

¿Cómo se trata?

Si bien su diagnóstico y tratamiento son un tema controversial, hay evidencia de resultados con tratamientos multidisciplinarios donde el abordaje psicofísico es fundamental. El tratamiento no debe enfocarse sólo en el alivio de los síntomas, sino también en ayudar a la persona a aprender a hacerle frente a dichos síntomas. Se debe abarcar un enfoque educativo para la persona y su familia, entender el dolor y evitar que se convierta en un trastorno discapacitante. La pareja, la familia y el entorno social  juegan un rol especial y, por eso, es central evaluar y tratar el impacto de la FM en la vida cotidiana y roles de la persona afectada.
El dolor es real. La persona es sensible a todas sus sensaciones corporales y por eso es importante el entendimiento y tratamiento de la enfermedad desde el cuerpo, para recuperarlo como fuente de otras sensaciones y experiencias posibles.
Somos nuestros cuerpos y los movimientos que realizamos hablan de nosotros mismos, lo que sentimos y quienes somos. El cuerpo da cuenta de este dolor físico y emocional. En el abordaje a través del movimiento, Terapia y Movimiento, no solo descubrimos cómo nos percibimos y quiénes somos, sino cómo nos relacionamos con el mundo que nos rodea. En el caso de la FM es vital trabajar con la conciencia corporal y la manera en que nos relacionamos con el dolor para desarrollar nuevas formas de atender estas manifestaciones y aliviarlas.
La medicina puede ayudar con antinflamatorios o ansiolíticos. Por su parte, la psicoterapia crea un espacio para dar lugar a la singularidad de cada uno. Un espacio donde movilizar y activar una nueva manera de expresar el dolor en su dimensión física y emocional a través del cuerpo y la palabra.
Se busca incidir en el autoconocimiento, la autoimagen y el descubrimiento de las propias capacidades y herramientas. En un espacio y tiempo para pensar estrategias de afrontamiento, profundizar en el conocimiento y el manejo del dolor. Entrar en contacto con otras sensaciones corporales posibles o hábitos saludables que contribuyan a una mejor calidad de vida y eviten el aislamiento o la inacción.
“Ignorar el cuerpo priva a las personas de un camino vital al autoconocimiento y al cambio.”

Problemáticas Frecuentes